“Trabajar con pasión encierra todo: calidad, gusto y felicidad”, Germán Rivas

Germán Darío Rivas Hurtado mira hoy esa máquina troqueladora que diseñó y fabricó con sus propias manos y los ojos le brillan. Cuando recuerda la […]

Germán vive en Itagüí con su familia. /FOTO: CAMILO SUÁREZ.

Germán Darío Rivas Hurtado mira hoy esa máquina troqueladora que diseñó y fabricó con sus propias manos y los ojos le brillan. Cuando recuerda la felicidad que les trajo a él y a la empresa el momento en que esta se prendió y funcionó, el tiempo que le tomó elaborarla, la espera para que le aprobaran el proyecto y lo que luchó para que le dieran el visto bueno, ratifica que ese ha sido el momento más emocionante en sus 29 años en Mecánicos Unidos.

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Era un proyecto ambicioso por lo costoso que resultaba, pero además porque le ahorraba a la empresa una inversión muy significativa en dinero y en tiempo. Por eso tardaba la aprobación, hasta que llegó el instante en que esta máquina se presentaba como la solución a un cuello de botella por el que pasaba la empresa.

“Me dijeron que ya era el momento; empecé a fabricarla, a diseñarla desde el primer tornillo hasta que la entregué funcionando perfecta. Cuando eso ocurrió la empresa nos reunió, me tomaron fotos, me dieron diploma, me decían que era increíble que yo la hubiera hecho sabiendo que no era ingeniero, porque era un trabajo de alta ingeniería”.

Dice.

Hoy la troqueladora sigue funcionando, es una de las mejores máquinas de la empresa, “digna de ser mostrada, es la insignia de la empresa”, asegura.

“De un pueblo colonial y querido”

Germán nació hace 53 años en Heliconia, Occidente antioqueño, “un pueblo bonito, caliente, querido y colonial”, del que se vino a sus 11 años para el Valle de Aburrá porque su familia estaba en busca de nuevas oportunidades laborales.

“Las fallas en las empresas son por falta de pasión”.

Se considera un hijo del Sena, institución de la que se graduó como técnico en máquinas y herramientas en la sede de Pedregal, y luego hizo una especialización allí mismo en troquelería, lo cual le abrió muchas puertas de trabajo, principalmente en Mecánicos Unidos, empresa a la que arribó como aprendiz, aunque antes se desempeñó como mecánico en una empresa de transporte con camiones.

Allí conoció todo lo relacionado con chasis, cajas, velocidades y motores, saber cómo se armaba y desarmaba uno de estos era algo que le encantaba.

Su papá, también llamado Germán –aún vive– trabajaba allí, y fue quien lo postuló para que le dieran el contrato de aprendizaje. Al terminar este periodo valoraron sus aptitudes y actitudes, y fue aceptado.

Desde 1988 es el líder del taller de mecanizado; en otras palabras, es el jefe de los mecánicos en Mecánicos Unidos.

Considera que ha sido una etapa muy bonita, que ha recorrido con mucha pasión. Ese, comenta, ha sido el gran secreto para destacarse en su empresa.

Por Sebastián Aguirre para Q’HUBO Medellín.


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