“En los negocios son claves la constancia y la paciencia”, Carlos Múnera

A Carlos Eduardo Múnera le cuesta decirme cuántos años tiene, pero vaya y pregúntele si tiene algún material en el inventario del depósito y su […]

Carlos Eduardo trabaja en el deposito desde que tenía 18 años. / FOTO: JULIO CÉSAR HERRERA.

A Carlos Eduardo Múnera le cuesta decirme cuántos años tiene, pero vaya y pregúntele si tiene algún material en el inventario del depósito y su cabeza funciona como un Google que todo lo encuentra en segundos. “Ya son tantos que se me olvidó”, me responde antes de hacer las cuentas: “sí, ya, son 45”.

Lea también: “Así compre un tornillo de $ 100, al cliente se le trata como un rey”.

Su papá, Pablo, quien hoy tiene 98 años, fundó hace 71 de los depósitos más reconocidos en Bello, el cual lleva su nombre. De ese modo también construyó un legado familiar en el que ahora trabajan 6 de sus 11 hijos –2 ya fallecieron–, y el menor de todos, Carlos, fue el que asumió la administración del negocio junto a su hermana Luz Marina.

Tan bellanita como el negocio que lidera –nació y vive en esta ciudad–, Carlos empezó muy joven a acompañar a su papá. Inició la carrera de Contaduría en la Universidad Cooperativa, pero el trabajo lo absorbió, y optó por dedicarse a este.

Era difícil para los hijos de Pablo desligarse del depósito, pues el negocio queda en el primer piso y ellos vivían en el resto del edificio. De hecho Carlos aún lo hace.

“Desde pequeños nos inculcaron y nos decían ‘vaya y ayúdele a su papá’. A mí de niño me decían que le avisara cuando tenía que subir a almorzar y desayunar”, y luego comenzó a ayudarle con otras actividades.

/ FOTO: JULIO CÉSAR HERRERA.

Cuando culminó el bachillerato y comenzó la carrera, uno de los conductores de volqueta del depósito renunció y el papá le dijo que lo necesitaba tiempo completo, ya que antes le dedicaba sus tiempos libres al negocio.

Carlos se casó el 4 de enero de 1997, y entonces su papá le dijo que ya era hora de que asumiera el manejo administrativo del negocio junto a Luz Marina. No fue una tarea difícil dado que con los años que llevaba ayudándole, siempre estando al pie de él, había aprendido todas sus prácticas para gestionar la empresa.

“La experiencia da la sabiduría”

De su papá, a Pablo lo descrestaba la forma en la que negociaba con los clientes, que incluso hoy, a sus 98 años, aún conserva.

Carlos lo miraba con una fijación para aprender esas habilidades y replicarlas cuando asumió la administración del negocio. “Esa experiencia se la van dando los años a uno”, comenta.

Ahora Carlos refleja en el servicio que ofrece todos los días en el depósito lo aprendido junto a Pablo. “Me emociona seguir el legado que él construyó y me gusta seguir sus pasos, es como si lo llevara en la sangre. La gente me respeta y cree en mí. Les genero confianza”, celebra.

Por Sebastián Aguirre para Q’HUBO Medellín.


¿Conoce personajes inspiradores para que contemos su historia? Escribanos a: rodrigo.morales@qhubo.com