El fútbol colombiano y antioqueño ha recibido varios golpes al corazón en los últimos meses, en los que nos hemos tenido que despedir de grandes mentores, técnicos y guías de los futbolistas de nuestra tierra.
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Este jueves, 3 de septiembre, se nos adelantó otro gran hombre del balompié. A los 72 años falleció en Medellín el primer entrenador mundialista de nuestro país, el bellanita Luis Alfonso Marroquín.
FCF lamenta el fallecimiento de Luis Alfonso Marroquín. https://t.co/9p3nm8i21B pic.twitter.com/VboBKv62Iv
— FCF (@FCF_Oficial) September 3, 2020
La noticia que varios periodistas publicaron en redes sociales la confirmó su familia, quien siente un gran vacío por la partida de este hombre ejemplar que será recordado por liderar una generación histórica del fútbol colombiano, pues Marroquín fue el primer técnico que clasificó a la Selección Colombia a un Mundial Sub-20 (1985), hace 35 años.
Padre y maestro
“Más que un técnico fue un padre para muchos, para mucho jugador de Antioquia y de Colombia, en las selecciones que tuvimos. Todo el tiempo escribía y pensaba en qué era lo que se iba a hacer al otro día, siempre fue muy disciplinado“, compartió el exfutbolista pereirano Jhon Édison Castaño, quien también recordó que él profe le dijo “que sería el mejor jugador del Suramericano en Paraguay”.
Gran legado de valores
Según nos comparte el periodista Roosevelt Castro, quien fue allegado y conocedor de las gestas de Marroquín, el profe prácticamente “fue quien tomó la batuta para profesionalizar, por decirlo de alguna manera, la Selección Antioquia, y lo hizo de la mano de René Higuita, Felipe Pérez, Leonel Álvarez, Gildardo Gómez, un poco de grandes figuras que llegaron al fútbol profesional colombiano”.
Castro también destaca la labor del entrenador paisa con su escuela ‘Luis Alfonso Marroquín’, “que fue fundada en 1986, de la mano de sus compañero de batallas Hugo Castaño. En la Unidad Deportiva de Belén, donde siempre impartió la filosofía del juego limpio, con el que congeniamos a través de la propuesta de fútbol y valores que fomenta la Tarjeta Verde con la que he venido aplicando un arbitraje didáctico con los niños del fútbol antioqueño”.
“El fútbol necesita más personas como él. Es una gran pérdida. Era el cómplice, en el buen sentido, de cada uno de sus muchachos, era su psicólogo, les levantaba el ánimo y los alejó de los vicios y malos caminos”.
Roosevelt Castro, periodista y árbitro.
Defensor de la fundamentación
Andrés Esteban Marín, periodista de la Universidad de Antioquia y miembro de la junta directiva de Acord Antioquia (Asociación Colombiana de periodistas Deportivos), recordó su época como pupilo del profe, no solo como jugador sino como árbitro.
“Recuerdo los entrenamientos con el profe Marroquín en 1996. Como era habitual, llegábamos a la cancha de arenilla de Belén muy temprano en las mañanas.
“Siempre que nos ponía trabajos específicos, me obligaba a patear con la pierna menos hábil. Me decía que los zurdos teníamos que saber manejar la derecha. En los penaltis, los tiros libres y los remates en movimiento, el balón salía ‘por las nubes‘. El profe me repetía con paciencia: ‘No meta tanto el pie por debajo’. Quería que tuviera una buena fundamentación, pero nunca pudo“.
En su faceta de árbitro, Marín rememora cuando “se reunía con los árbitros que, por aquella época, dirigíamos los torneos de la Liga Antioqueña de Fútbol. En esos encuentros habituales de los viernes en la noche nos hablaba de táctica. Una vez llenó todo un inmenso tablero. Al momento de borrarlo y continuar con un nuevo concepto se dio cuenta que había utilizado un marcador de tinta permanente“.
Hombre de Belén
El profe Marroquín no solo fue reconocido en las canchas. El periodista Julián Ochoa nos compartió que, mientras pudo, el profe ” se caminaba el barrio Belén (occidente de Medellín) todo el tiempo, desde la unidad deportiva y pasaba saludando a todo el mundo. Lo recuerdo como un personaje muy pintoresco y al que le teníamos mucho respeto por lo logrado en nuestro fútbol”.
Pasión por el fútbol brasileño
El periodista y ahora presidente de la Liga Antioqueña de Fútbol, Jaime Herrera, no olvida que en varias de sus entrevistas, el profe Marroquín siempre hablaba de “su pasión por el fútbol brasileño. Era un enamorado y todo lo veía con la técnica del fútbol brasileño, de sus trabajos específicos”.
“También recuerdo que cuando íbamos al estadio (Atanasio Girardot), se ubicaba en la parte alta de la tribuna sur occidental, con gafas oscuras y callado. Era un hombre con el cual se podía hablar muy bien, era un disfrute”.
Coleccionista de recuerdos
Del entrenador bellanita, Wilson Díaz, periodista de El Colombiano, siempre recordará que “era un coleccionista de fotos. En la oficina de su escuela, de las primeras que existió en Medellín, que siempre estuvo al frente de la Unidad Deportiva de Belén, tenía una galería de recuerdos e imágenes. Él siempre tuvo el fútbol brasileño en su cabeza y fue su referente e hizo cursos en ese país”.
“Él era un educador neto y le entregaba a sus jugadores una cartillita con la que les enseñaba buenas maneras de comportamiento, a parte de lo futbolístico. Era un maestro completo”.
Wilson Díaz, periodista,