“Allá lo dejé tirado”: el camino de un asesino en serie

Durante 10 días del pasado abril las autoridades judiciales de Medellín estuvieron escudriñando para tratar de establecer si detrás de 3 asesinatos ocurridos en el […]

A la izquierda, el aspecto físico de Johany Alexánder Acuña Hernández cuando lo capturaron el pasado 25 de abril. A la derecha, su aspecto durante las audiencias de adición a la imputación, el 18 de junio, cuando le imputaron cargos por los homicidios ocurridos el 15, 19 y 24 de abril. /FOTOS: CORTESÍA.

Durante 10 días del pasado abril las autoridades judiciales de Medellín estuvieron escudriñando para tratar de establecer si detrás de 3 asesinatos ocurridos en el nororiente de la ciudad, estaba el mismo autor. Y la pita comenzó a desenredarse el 25 de ese mes.

Ese domingo, a la 1:28 de la madrugada, fue capturado Johany Alexánder Acuña Hernández, tras ser señalado por otros habitantes de calle de matar a un hombre que a esa hora yacía en el suelo de una acera ubicada al frente del Cementerio San Pedro. Le quitaron la vida mientras dormía; le arrojaron un bloque de cemento en la cabeza.

El occiso fue Jhon Rigoberto González Calle, de 26 años, y se convirtió en la cuarta persona que entre el 15 y el 25 de abril fue asesinada con un modus operandi similar. Además, cuando inspeccionaban el cadáver, el presunto verdugo les dijo a policías que había acabado de matar a otro habitante de calle.

“Les dice que está por el Hospital Infantil y los lleva hasta ese lugar y allí, en la carrera 49 con calle 72, se encuentra una persona extendida en el piso, con una piedra al lado y con heridas en la cabeza. Verifican que está con vida y lo trasladan al Hospital San Vicente Fundación, donde está en la unidad de cuidados intensivos”, dijo uno de los fiscales que asumió inicialmente el proceso judicial.

Antecedente: Un asesino serial: Este habitante de calle estaría detrás de una historia de sangre y muerte como de película de terror.

Tras su captura fue presentado ante la juez 31 Penal Municipal de Medellín, con función de control de garantías, donde le imputaron cargos por homicidio agravado y tentativa de homicidio agravado, que él no aceptó.

En la exposición para solicitar medida de aseguramiento carcelaria y argumentar por qué este hombre era un peligro para la sociedad, el fiscal sugirió que, además de los 2 crímenes por los que lo procesaban, podría estar relacionado con otros 3 ocurridos recientemente.

“Él vocifera que había matado a otras personas y la Policía Judicial hizo un análisis que nos ayudó a establecer que teníamos 4 ciudadanos muertos en similares circunstancias en ese sector, con la misma modalidad”, explicó en las audiencias el representante del ente investigador.

“Contamos este año con 13 casos de habitantes de calle muertos, pero desde el 15 de abril se dieron 5 ataques similares. Hay un patrón que se parece: el sector, la georreferenciación y la expresión que el sospechoso indicó ayer a los policías (el 25 de abril) nos indica que podría haber participado en esos hechos”, añadió el fiscal durante la judicialización.

¿Un asesino en serie?

La madrugada que capturaron a Acuña Hernández vestía camiseta color gris, pantalón negro y tenis blancos. Tenía la piel sucia y su cabello negro hasta los hombros, enmarañado. Esas características terminarían siendo vitales para establecer su presunta participación en los 3 homicidios que el fiscal refirió en las audiencias preliminares.

Casi 2 meses después, el 18 de junio, este hombre fue nuevamente llevado a estrados judiciales porque la Fiscalía solicitó una audiencia de adición de imputación en la que le comunicaría que abrieron un proceso en su contra por asesinatos cometidos el 15, 19 y 24 de abril, en los barrios Sevilla, San Pedro y Jesús Nazareno.

36 años y 4 meses a 50 años es la pena a prisión a la que se expone el sospechoso, si es vencido en juicio oral.

A todas las víctimas las atacaron como a Jhon Rigoberto González Calle: mientras dormían fueron brutalmente agredidas en la cabeza con ladrillos y piedras.

Esos crímenes convertirían en un asesino en serie a Johany Alexánder Acuña Hernandez, de 23 años nacido en Mitú, Vaupés, el 8 de noviembre de 1997, pero con cédula expedida en Medellín el 9 de diciembre de 2015.

En el informe ‘La mente del asesino en serie: etiopatogenia’, del psiquiatra Alfredo Sosa Velásquez, explican: “El asesino en serie se define por la existencia de 3 o más asesinatos en lugares y periodos temporales diferentes, con lapsos de tiempo de enfriamiento entre cada homicidio, el cual puede ser días, semanas, meses o años”.

Jaime Alberto Echeverry Vera, magíster en Psicología Forense de la Universidad de Granada, España; director de Evaluaciones Psicológicas Forenses en Medellín y coordinador del Laboratorio de Psicología de la Universidad Cooperativa de Colombia, define: “Los crímenes cometidos por los asesinos en serie son resultado de una compulsión, que puede tener sus orígenes en la juventud o en desajustes psicopatológicos del asesino, contrariamente aquellos que están motivados por ganancias monetarias (por ejemplo, asesinos a sueldo) o los que tienen motivaciones ideológicas o políticas (por ejemplo, terroristas, genocidas).

“La mayoría de los asesinos seriales tienen antecedentes disfuncionales. Frecuentemente se sabe que fueron abusados de niños ya sea física, sexual o psicológicamente, toda vez que existe una correlación entre los abusos de su infancia y los crímenes que cometen”, añadió el experto, en una explicación que podría justificar la frase que Johany le contestó a la juez cuando le hizo una pregunta: “Ni a mi mamá vale la pena recordar”.

15 de abril, el día que inició la historia de muerte

/FOTO: CORTESÍA.

El primer asesinato que habría cometido Johany Alexánder Acuña Hernández ocurrió el 15 de abril, a las 3:28 a.m., a un costado de la Parroquia El Sagrario. El occiso fue, como en todos los casos, un habitante de calle, llamado César Augusto Tobón Álvarez.

“La víctima se encontraba dormida y Johany le arrojó un bloque de cemento en 3 oportunidades, causándole lesiones en cabeza, que le generaron la muerte en el sitio. Sobre el informe pericial se tiene evidencia de trauma craneoencefálico y fractura de cráneo y del maxilar inferior”, indicó el fiscal que está a cargo del caso.

A pesar de la hora en que ocurrió el crimen y de la soledad que en ese momento reinaba en el sector, las autoridades pudieron establecer cómo actuó el asesino gracias a las cámaras de seguridad que hay en la zona.

Además, el registro fílmico sirvió para establecer posteriormente que el homicida vestía prendas similares y su aspecto físico era como el que lucía Acuña Hernández el día que lo capturaron.

“Cámara del 123, que capta el paso del hoy imputado. Según registro fílmico de la cámara de la Clínica León XIII, él hace uso de un elemento contundente, tipo bloque de cemento, que fue hallado en la inspección técnica a cadáver. Las características morfológicas coinciden con lo observado de manera directa en la captura en flagrancia de este ciudadano el 25 de abril del año 2021, por los que se encuentra con detención intramural”, añadió el representante del ente investigador.

Cuatro días después la muerte llegó al lado de una panadería

/FOTO: CORTESÍA.

Faltaban pocos minutos para que aclarara el día cuando asesinaron a Luis Miguel Osuna, de 36 años, mientras dormía al lado de una panadería ubicada en el barrio San Pedro, de Medellín.

238 horas transcurrieron entre el primer y el último homicidio.

El crimen ocurrió a 12 cuadras del primer homicidio (ver mapa). El fiscal del caso narró: “Sobre los segundos hechos, para el día 19 de abril, a las 5:50 de la mañana aproximadamente, en la carrera 49 con calle 70, en al lado de la Panadería Bucaramanga, Johany Alexánder Acuña Hernández se valió de un elemento contundente, como lo es un ladrillo, para atacar al señor Luis Miguel Osuna, quien se encontraba en el piso dormido. Según el informe de la necropsia, la causa de la muerte fue un trauma craneoencefálico que le ocasionó fracturas múltiples del cráneo”.

La tercera víctima fue una persona con discapacidad

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Este asesinato fue cometido a una hora en la que todavía en las calles de la zona había algo de actividad social y comercial. Por eso, después de que mataron a Sandro Echavarría Gallego, de 27 años, hubo información suministrada a las autoridades por testigos sobre el aspecto del homicida, que coincidía con lo que había quedado registrado en cámaras de seguridad en los 2 primeros crímenes.

El homicidio se perpetró el 24 de abril, a las 9:05 de la noche, según el expediente del caso. A Sandro lo atacaron mientras dormía en un andén de la calle 67 con carrera 55AB-13, barrio Jesús Nazareno, en inmediaciones de la Universidad de Antioquia.

“En este caso atacó con una roca a Sandro Echavarría Gallego, un ciudadano en situación de calle que tenía una discapacidad física por la amputación de su miembro derecho. Se encontraba dormido cuando lo golpeó”, indicó el fiscal del caso.

Según el material probatorio que reposa en los expedientes del caso, “dijeron que usó un ladrillo, que fue hallado en la inspección técnica a cadáver. Una cámara del 123, ubicada en la carrera 56 con calle 67, sector Barranquilla, del barrio El Chagualo, capta un ciudadano corriendo en dirección oriente-occidente, cerca de la Universidad de Antioquia, quien viste camiseta color gris, pantalón negro, tenis blancos y cabello largo, descripción que coincide con las características suministradas por los testigos. El informe de necropsia advierte que la víctima sufrió trauma contundente en cráneo, de predominio en el lado izquierdo”.

El día que cayó fueron atacadas 2 personas

/FOTO: CORTESÍA.

“El señor Andrés Felipe David Cartagena asegura que lleva un tiempo viviendo en ese sector en calidad de habitante de calle, aproximadamente un año durmiendo en esa cuadra, y que por eso vio cuando Acuña Hernández pasó por el sitio con una piedra en el hombro y escuchó cuando dijo: ‘Allá lo dejé tirado, allá lo dejé tirado’, sin saber a qué se refería. Luego, de un momento a otro, le descargó esa piedra en la cabeza a Jhon Rigoberto González Calle”.

Esa fue parte de la narración que el fiscal del caso hizo en las audiencias preliminares tras la captura del sospechoso, con base en los que les dijo un testigo presencial a las autoridades.

“Cuando vio la sangre le dijo: ‘¡Venga, venga! Y esta persona se le enfrenta y le responde: ‘¿Qué va a hacer? Ya está pago’, y tiró unas moneditas al piso y dijo que ya pagó. Entonces Andrés Felipe, en compañía de otros 2 ciudadanos en situación de calle, lo retienen y en ese momento hace aparición la patrulla policial”, añadió el representante del ente investigador.

El crimen ocurrió a la 1:28 a.m. del 25 de abril, en una plazoleta ubicada al frente del Cementerio San Pedro. Según el expediente del caso, luego de que Johany Alexánder fuera arrestado por los policías que patrullaban por la zona, confesó que había acabado de ultimar a otra persona en inmediaciones del Hospital Infantil.

Además “vociferó que había matado a otras personas”, aseguró el fiscal.

Los uniformados se trasladaron con el sospechoso hacia el sitio que les había indicado, en la carrera 49 con calle 72, barrio Manrique Central, y allí encontraron en una acera a un hombre con heridas y fracturas en su cabeza, que fueron provocadas con una piedra. Estaba vivo y por eso fue llevado a Policlínica, donde aún permanece en grave estado.

“Se define una línea de investigación en mesas de trabajo, porque se habían presentado varios homicidios. Se estableció que las víctimas eran ciudadanos en situación de calle, que los elementos utilizados para matarlos fueron rocas o bloques de cemento, que estaban dormidos cuando los mataron y que los hechos ocurrieron en lugares cercanos entre sí y en horas de la madrugada y la noche.

“Era claro que estábamos frente a un modus operandi único por parte de un mismo sujeto, que causó la muerte a estos ciudadanos sin justa causa”, concluyó el investigador.