Con jugos de naranja también luchan contra la xenofobia
Nos encontramos con Gregori José Molina, un joven migrante que encontró empleo en una distribuidora de naranjas. Él nos contó su historia y de cómo ha sido el trato de sus clientes en los barrios de Medellín.
Vitamina C a cualquier hora del día nos caería bien, al menos así lo vende Gregori José Molina, quien todas las mañanas, desde La Pintada, recibe bultos de naranjas en La Mayorista, listas para hacer un dulce jugo que se vende allá mismo, en el barrio San José de Envigado, Robledo y Guayabal.
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Naranja Ja Ja (@naranjajajacompany en Instagram) es el nombre del negocio, como pa darle un toque chistoso al asunto. Aunque los dueños del emprendimiento son colombianos, este joven venezolano de 25 años se siente en familia y acogido por los paisas. “Apenas llevo un año en Medellín y me siento muy contento. Este empleo me ha gustado mucho porque conozco gente nueva y hago amistades cada día”, comenta Gregori.
Vida de barrio
La familiaridad de los antioqueños se complementa perfectamente con el carisma de este joven caraqueño, quien va conociendo una vida de barrio ya tradicional, tanto en La Mayorista como en San José. “Las personas se acercan, saludan y se quedan conversando mientras se toman su juguito, eso me ha dado más confianza en mi trabajo y en mi vida diaria”.
A Gregori lo conocen porque es un buen vendedor, tiene labia como decimos por acá, una ventaja que también lo ha mostrado como una persona amable con sus clientes. “Las personas también se han dejado atender y no he recibido muestras de xenofobia desde que estoy acá, al contrario, me han tratado como si fuera de la casa”.
Paola Herrera Cano, socia de dicha empresa, asegura que su norte ha sido luchar en contra de la xenofobia que se vive en diferentes compañías en Colombia.
Gracias a esta alianza, ellas ya venden, además de jugos de naranja, arroz con leche y yogures, productos que les ha permitido ver un crecimiento positivo en su empresa. Mientras tanto, Gregori continúa con su labor y empeño para salir adelante. “Antes era un tatuador en Venezuela, pero la vida me va poniendo el camino... hoy me gusta lo que hago acá en Colombia”.
A este trabajador lo puede encontrar en La Mayorista. Mejor dicho, el más formal que usted vea por allá, muy seguramente es Gregori.