#MujeresResilientes Las rosas que elabora Rosányelis son eternas

Esta venezolana se radicó en Medellín hace ocho años y encontró en sus habilidades manuales una forma de subsistencia para su familia.

29 de noviembre de 2024
Mi gente

El primer arreglo floral que Rosányelis Jiménez elaboró en tela lo hizo en casi una hora, viendo un video de YouTube. Casualmente llevaba su mismo nombre: una rosa eterna.

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Ya llevaba casi siete años viviendo en Medellín, luego de migrar de su país, Venezuela, en 2016. Primero se estableció en Cúcuta junto a su abuela, a donde llegó en busca de nuevas oportunidades laborales, las cuales escaseaban en su tierra.

Érika Rodríguez, su mamá, era quien se encargaba de conseguir los recursos para sostener el hogar. Su hermana mayor había migrado a Panamá, por lo cual Rosányelis quería aportar y ser parte de la solución.

Sin embargo, a la distancia Medellín le hacía ojitos y Rosányelis, sin tener nada que la ligara con la ciudad, más allá de un interés genuino por saber qué podría ser de su vida allá, se vino junto a su mamá y su hermana menor a explorar posibilidades de subsistencia.

De los fritos a las flores

Al llegar se dedicaron a preparar y vender fritos. Las empanadas eran su fuerte y con ello intentaron hacer negocio al principio, pero aunque había clientela, no era suficiente.

Rosányelis era inquieta y siguió buscando. Laboró en almacenes de remate, en supermercados, en heladerías. Al tiempo se hizo esposa y madre, y mientras cuidaba de su hogar, pensaba en otras formas de ayudarle a su mamá Érika, quien con la misma berraquera que levantó a su familia en Venezuela lo hacía en Medellín.

Un día, pensando en sus posibilidades, vio un video en el que enseñaban a hacer flores en tela y comenzó a armar una rosa que le quedó “medio rarita”, como ella misma recuerda. Esa fue la primera de muchas con las que perfeccionó su técnica y se lanzó a las calles de su barrio a ofrecerlas.

Inspiración desde el amor

/ FOTOS: DANIELA FAJARDO Y ISABELLA DUQUE

Se fue para las escaleras eléctricas de la comuna 13 y allí los turistas le admiraron su labor y le compraron sus primeras rosas eternas, que ya no le demoraban una hora, sino a lo sumo cinco o diez minutos.

Rosányelis vio que la idea había funcionado y se lanzó de ello a hacer negocio. Los viernes, sábados y domingo son los mejores días para salir y vender, porque hay más presencia de turistas. Los extranjeros son buenos clientes, pero los colombianos no se quedan atrás.

Su mamá es su mano derecha, ya sea porque le cuida sus hijos mientras sale a ofrecer sus flores o porque la acompaña al centro de Medellín a buscar materiales y le ayuda a organizar sus cuentas para cumplir con sus obligaciones y pedidos.

Una de sus enseñanzas en todo este proceso es que logró vencer esa vocecita que le decía todo el tiempo en su cabeza que no sería capaz de hacer lo que tenía en la mente. “En algún momento de mi vida sufrí de depresión, pero logré callar esos pensamientos y demostrarme que sí puedo y que soy una mujer capaz”, sostiene.

En su proceso emprendedor ha contado con el apoyo de su mamá, pero también de entidades como la Fundación El Buen Pastor, que la han asesorado y capacitado para ser cada vez mejor en sus habilidades como empresaria, un sueño que está cumpliendo y que hace ocho años atrás veía lejos, pero que ahora, con su esfuerzo y dedicación, ha podido concretar para bienestar suyo y de su familia.