Miguelina Ricardo: de la adversidad a la gratitud, un verdadero milagro

Miguelina Ricardo Chaverra no la ha tenido para nada fácil en la vida; sin embargo, le da gracias a Dios por todas las bendiciones que le da a diario y por la posibilidad de mantenerse con vida luego de un complejo accidente, hecho que ella considera un milagro.

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Su madre falleció cuando tenía solo 6 años, por lo que ella quedó a la deriva y no pudo estudiar: “no hubo forma de entrar al colegio para aprender a escribir y a leer, como era mi deseo”.

Por eso fue la universidad de la vida la que le mostró los caminos y le enseñó que para salir adelante había que luchar con toda. Nació en Acandí (Chocó), pero hace 30 años vive en Turbo, localidad a la que aprendió a querer y en la que disfruta vivir.

La necesidad de sobrevivir la llevó a aprender a hacer papas rellenas, empanadas y pasteles de pollo para vender. Su tía Benicia, quien se ganaba así la papita vendiendo fritos, fue quien le enseñó este oficio, el cual le permitió sacar adelante a 11 hijos.

De hecho, en diálogo con Q’HUBO recordó que los menores se llevaban estos comestibles para el colegio para ayudarle a vender y contribuir en la economía del hogar, que no era nada fácil con una descendencia tan numerosa.

Sin embargo, tristemente esta forma de sustento se acabó luego del accidente que sufrió un bus en el que ella se movilizaba hacia su tierra, luego de una cita médica.

“Venía de Medellín y ahí en Dabeiba tuvimos el accidente. Fueron 21 los accidentados, a mí se me rompió una clavícula, se partió en 3, y también una costilla y esa me perforó el pulmón, quedé más muerta que viva”, expresó.

Ella no duda en que quedar viva fue un milagro: “Yo estoy viva por la misericordia de Dios, yo ni me di cuenta de lo que pasó, venía con una hija (Edilsa), a ella no le pasó nada, pero luego le dio cáncer y hace 2 años falleció”.

Su sufrimiento se mitigó un poco con la Renta Vitalicia que recibe por parte de la gobernación y que le ayuda para alimentarse y algunos gastos del día a día.