Asilo de sacerdotes, hasta el cuello con el predial
El hogar, ubicado en San Antonio de Prado, peligra por millonaria deuda.
“A la providencia de Dios”, así es como describen su vida las hermanas Auxiliadoras de Cristo Sacerdote, una orden de religiosas que dedica su vida a cuidar de los curas retirados y enfermos y que ahora está hasta el cuello con una deuda grandísima que no tienen cómo pagar.
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La orden fue fundada en San Cristóbal en 1986 por la Madre Blanca Libia Mazo Mejía, quien la regentó hasta su muerte el año pasado.
Ya tiene varias casas en distintas partes del país, pero su sede principal está en San Antonio de Prado, donde viven 5 religiosas con 9 sacerdotes retirados, con edades entre los 80 a 99 años.
En sus 39 años de existencia se han sostenido a punta de caridad, además de un apoyo mensual de la Arquidiócesis de Medellín que, aunque les alcanza para lo mínimo, tienen que ajustar ‘rebuscándosela’: venden pan, hacen bazares y bingos y hasta recogen reciclaje para tener con qué alimentar a los sacerdotes.
Cuando se quedan cortas de mercado, piden apoyo en la Central Mayorista o van a otras organizaciones donde les ayudan.
Pero no solo eso, pues deben ser enfermeras y acompañantes de los sacerdotes. Los acompañan a sus citas médicas, les hacen las vueltas en la EPS y, en general, atienden cualquier necesidad que tengan, porque muchos no cuentan con apoyo de sus familias.
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¿De dónde van a sacar esa plata?
Hace unos años les cayó un problema que las tiene al borde de la crisis, pues se dieron cuenta de que la casa en la que vivían, una finca donada a la comunidad por un sacerdote en 1991, tenía una deuda millonaria por cuenta del impuesto predial que, por desconocimiento, nunca pagaron.
“Nosotras teníamos la idea de que estábamos exentas directamente al ser parte de una comunidad religiosa pero esto no es así y como no llegaban recibos ni nada, entonces no le pusimos atención al asunto. Finalmente, en 2019 nos llega una notificación que decía que tenemos una deuda de $ 180 millones y fue subiendo hasta llegar a hoy, que está en más de $ 370 millones y no tenemos cómo pagar”, expresó la hermana Alicia Mazo, madre superiora.
Si quiere conocer más de la comunidad y su trabajo, puede llamar a este número: 3014782409
Aunque han buscado opciones y pedido exoneración a la Alcaldía de Medellín por su situación económica, esto no ha sido posible, por lo que están pidiendo apoyo para poder continuar con su labor.
Otras necesidades
Pero este no es el único padecimiento que tienen, ya que la casa en la que viven no está en las mejores condiciones: algunas habitaciones, sobre todo una en la que duerme un sacerdote de 99 años, está empezando a presentar humedades, mientras que otras no están terminadas, lo que podría causar accidentes, ya que muchos habitantes de la casa presentan problemas de movilidad.
Para colmo, los ladrones se han cebado con ellos, y ya se les han metido en tres ocasiones a robarles los cables de la luz.
Por ahora, las monjas seguirán haciendo maromas para poder continuar con la misión a la que se congregaron: servirle a los pastores que tanto bien le hicieron a sus comunidades.
27900007639 es la cuenta de ahorros de Bancolombia a la que puede donar para ayudar a esta comunidad religiosa.
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